Hoy tratamos sobre una empresa presente en casi todas las carteras que invierten en dividendos. Nos referimos a Bolsas y Mercados Españoles (BME), empresa gestora de todos los mercados de valores y sistemas financieros en España.
Resultados: Los ingresos totales se reducen más del 1%, el EBITDA cae más de un 3%, el Beneficio Neto lo hace en un 6,6% y el BPA -6,2%. Por divisiones, destaca el resultado de renta variable, que representa casi el 50% del negocio, mejorando su Ebitda en un 1,6%, en consonancia con la mejora de los volúmenes, que se verá dicha mejora parece ser en próximos trimestres, con los últimos vientos de cola como la estabilización política y la aprobación de los presupuestos generales. La cuantía caja asciende a 274 millones de euros, que representa una cifra muy importante, representando más de un 10% de la capitalización bursátil o 1,7 veces el beneficio neto del año 2016. Sus cifras están en tendencia a mejorar con el transcurso del ejercicio, con lo que puede finalizar el año superando el ejercicio anterior.
Tiene un negocio estable dentro de su exposición a los ciclos, ya que aunque haya años de mayor o menor inversión, se produzcan más o menos salidas a bolsa de empresas..., generalmente no se dejan de producir transacciones financieras. Siempre ha tenido una gestión ejemplar dentro de su sector, teniendo una rentabilidad y una eficiencia muy por encima de la media por encima de empresas comparables. Es una empresa que no tiene deuda y no requiere grandes inversiones de mantenimiento, por lo que se puede permitir mantener el payout tan alto.
A largo plazo, la veo como una empresa con futuro por varios motivos. En primer lugar goza de una posición de liderazgo en su mercado (el español) donde disfruta de una cuota de mercado casi monopolística (aunque ha perdido cuota recientemente frente a otros competidores, aunque se compensa con el mayor tamaño del mercado) lo que hace que tenga ventajas competitivas en un sector con barreras de entrada.
Asimismo, el gran potencial de esta empresa es interés de un mayor número de personas por la Bolsa. La más que posible crisis de las pensiones públicas más pronto que tarde, hará que las personas se preocupen por tener asegurado un retiro. En España, será por la tradición de dependencia del Estado en temas de subsidios o pensiones, será por el modo de vida mas centrado en el presente, hay muy poca preocupación por maneras de invertir, y menos aun acerca de la bolsa. El interés irá en aumento e invertirán las personas de manera directa o indirectamente a través de fondos, planes de pensiones, etcétera (ambas maneras repercuten favorablemente a la empresa que analizamos hoy). Pero también las empresas se acerarán más a la Bolsa como modo de financiación (a través de salidas a bolsa o emitiendo deuda en los mercados). Tenemos en España un fragmentadísimo sector empresarial, con empresas de menor tamaño que las empresas del resto de países europeos. Si esta tendencia se revierte y nuestras empresas empiezan a parecerse a las de nuestras países vecino, crecerá el número de clientes potenciales de BME.
Por otro lado, tenemos que la compañía tiene un tamaño pequeño para crecer a través de adquisiciones, estando de todos modos sobre la lupa del regulador europeo las fusiones y adquisiciones dentro del sector (recientemente tenemos el veto a la fusión entre las bolsas alemanas e inglesas). En cualquier caso, en este aspecto, BME siempre ha estado en el foco de ser adquirida por gestoras de menor tamaño. Esto hace que haya alguna posibilidad de OPA sobre la misma, que si se hiciera a múltiplos valorativos a los que se han producido las últimas ofertas generaría una importante subida de la cotización. En la actualidad, BME se centra en crecer en otros negocios derivados como es la información y tecnología donde tiene sinergias con bolsas de otros países.
Como aspectos negativos, podríamos destacar aparte de la pérdida de cuota de mercado (suceso lógico cuando se dan situaciones cuasi monopolísticas), los movimientos políticos y los cambios regulatorios. Respecto a lo primero, está en el aire la aprobación de la Tasa Tovin, un impuesto a las transacciones financieras en muchos países de Europa. Si bien, la complicada unidad no sólo en aprobarlo, sino en como sería el impuesto, hace que siga siendo una utopía. Este impuesto sería contraproducente, ya que sería un freno a la creación de riqueza, que es lo que la Bolsa es (mecanismo de financiación para las empresas). A corto plazo podría suponer un freno, pero a largo plazo no debería impactar mucho, ya que sería igual en la mayoría de países de la Unión Europea y no habría más remedio que lidiar con ello. El tema de los posibles cambios regulatorios, al ser un negocio que se encuentra regulado, puede generar incertidumbre. Actualmente, BME se está adaptando a las recientes reformas regulatorias, que se está terminando de definir la estructura de capital requerida para las empresas del sector. Cuando se aclare la situación, podrá posiblemente repartir el exceso de caja que dispone, bien recuperando el dividendo extraordinario, bien recomprando acciones que podría ser una de las palancas de crecimiento orgánico.
En conclusión estamos ante una vaca lechera de dividendos, que otorga una muy buena rentabilidad a los accionistas todos los años y que el reparto no falla siendo muy seguro incluso en recesiones y crisis durísimas (como ha ocurrido en España entre 2008-2014) . En este período, BME ha mantenido pagando el dividendo sin comprometer la empresa ni endeudarse. Esto sucede dado que los costes fijos están cubiertos por ingresos que no están ligados a volúmenes (actualmente, a finales del 1S de 2017 están cubiertos el 127% de los costes fijos con los ingresos que no dependen de los volúmenes de la Bolsa). Veremos como termina de ejecutar el lanzamiento del supermercado de fondos, que puede ser una de las palancas de crecimiento a corto plazo. Podemos terminar diciendo que BME es una empresa fiable y que no da ni sorpresas ni sustos a sus accionistas, proporcionando una rentabilidad por dividendo superior al 5%, pudiendo convertirse en una muy buena inversión si se compra en la parte baja del ciclo (en 2012 se pudo comprar a un precio de 14€/acción, lo que actualmente generaría una muy alta RPD, cercana al 13%).
Es por todo esto por lo que es de las posiciones de mi cartera con las que más cómodo me siento, aun teniéndola sobreponderada y con pérdidas latentes, proporcionándome un jugoso flujo anual de dividendos.
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